Morus alba L. (Morera blanca)
Familia Moraceae
Su nombre Morus era el nombre latino de la morera y la
zarzamora que venía del griego móron, que deriva del indogermánico morom;
zarzamora.
El género es de Tournefort aunque por motivos legales se le atribuye hoy
a Linneo. Alba por su color,
blanco.
Origen De la China donde se cultiva desde la antigüedad.
Descripción Árbol con tronco pardo-grisáceo con látex, hojas
dentadas a veces lobuladas, flores unisexuales en amentos poco vistosas, su
fruto (la mora) puede ser blanco o de otro color
Florece
en primavera y sus frutos en verano.
A veces se asilvestra.
Exigencias No soporta el frio por lo que solo habita en
zonas de clima templado, soporta bien la sequía y la contaminación.
Usos Su madera se usó para fabricar instrumentos musicales y
muebles.
Y su principal utilización es para la cría del gusano de seda por lo que
fue cultivada en muchas regiones de España.
También es usada como ornamental.
Propiedades medicinales No existen referencias en la
antigüedad simplemente porque no era conocida por griegos y romanos.
Se usó su corteza y raíz contra la nefritis por su poder diuretico
Las moras son vermífugos y emoliente en los catarros de vías
respiratorias.
Esta planta ha dejado de usarse en la actualidad como medicinal.
Componentes Sus hojas contienen carbonato cálcico y tanino
Historia Su hoja es el alimento del gusano de seda (Bombyx mori) , que dio origen a la Ruta de la seda que durante casi mil
años fue camino de unión entre China y Europa, comenzaba en Sian (actual
Tailandia) y pasando por la India, Pakistán, Afganistán, Turquestán, Kazajistán,
Armenia, Irán, Irak, Siria hasta Constantinopla y Venecia. Esta ruta no solo
traía seda sino todo tipo de productos y lo que es más importante ponía en
contacto las civilizaciones de Oriente y de Occidente.
Hablar de la morera es hablar de la seda. Los chinos dominaban la
fabricación de la seda desde hace unos 4000 años, el árbol es autóctono de
China donde plantaban moreras salvajes y después la injertaban con la cultivada
Una ver formados los capullos eran sumergidos en agua hirviendo y a
continuación se iba sacando el hilo de seda que se teñía y tejía.
Los capullos de seda se usaron como moneda de cambio en muchas transacciones
a lo largo de la citada ruta.
Plinio el Viejo ya nos hablaba de la morera y la seda, y creía que era
producida por el árbol.
Seneca y Tiberio entre otros, condenaba el uso
de la seda que consideraba un lujo más bien femenino.
El emperador Divo Aurelio no quiso vestirse con ella por considerar
excesivo y desorbitante su alto coste.
El cultivo de la morera se
propagó a lo largo de la ruta de la seda.
Fue traída a la península por los árabes junto a la seda, lo que dio
origen a una floreciente industria que la exportaba por todo el Mediterráneo. La seda se vendía a
peso de oro según Laguna.
A partir del siglo XV con el comercio marítimo, tanto franceses como
ingleses entraron en la fabricación de la seda propagándose el cultivo de la
morera. Más tarde los Estados Unidos también entraron en la propagación de la
morera con el mismo propósito.
Leyendas y tradiciones Se cuenta que ante la prohibición por
los chinos de sacar de allí el secreto de la seda, la novia del rey de Jotán
escondió en su pelo varios gusanos y semillas de la morera y los sacos así de
la China.
Se
dice que fue el emperador Shennong quien enseñó a los chinos a cultivar la
morera y cuidar los gusanos de seda, recomendando que se les protegiera de
hombres sucios o que lleven vino. Cuenta
una leyenda romana que en época lejana, las bayas púrpuras de la morera eran
blancas El cambio de color tuvo origen en un suceso triste: la muerte de dos
jóvenes amantes, Píramo y Tisbe, dos jóvenes babilonios que se amaban a pesar de la prohibición de sus
padres. Se comunicaban por una grieta en
el muro que separaba sus casas. Así pudieron
concertar una cita. Una noche quedaron en reunirse junto a una morera
que había junto a una fuente para fugarse juntos. Tisbe llega la primera, pero
una leona que volvia de cazar se acercó a beber de la fuente, la atemoriza y
hace huir, cayéndosele el velo. La leona juguetea con el velo, manchándolo de
sangre. Al llegar, Píramo descubre el
velo manchado de sangre, creyendo que la leona ha matado a Tisbe se suicida
clavándose una espada. Tisbe, con miedo, salió
de su escondite y cuando llegó al lugar, descubriendo a su novio
agonizante, lo abrazó y, a su vez, se suicidó. De su sangre viene el color
púrpura o rojizo de las moras según Ovidio.
Se cuenta que san Francisco de Asís
descansó en Sangüesa (Navarra) y golpeó con su báculo una roca del lugar y acto
seguido creció allí un moral milagroso que curó muchas enfermedades y a los
niños de espanto (miedo) colgándoles un trozo de su madera al cuello. Hoy solo
queda de ella un seco tronco muy mutilado por la continua acción de los fieles
que quieren llevarse un trozo de ella
Localización Además del monumental y singular Moral del Bar
el Moral, existen ejemplares en el campo de futbol de la alameda pero
desgraciadamente en el último mes se han talado 4 de las 10 moreras colocadas
tras la portería norte del mismo, aunque esta vez parece ser que ha sido por
responsables del deporte de Morón
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